Sobre la discapacidad intelectual

En España hay casi 300.000 personas con discapacidad intelectual, en la Comunidad de Madrid, casi 82.000.

Fuente: Dirección General de Atención a las Personas con Discapacidad de la Consejería de Políticas Sociales y Familia de la Comunidad de Madrid

¿Qué es la discapacidad intelectual?

Según la Asociación Americana de discapacidades intelectuales y del desarrollo (AAIDD) “La discapacidad intelectual se caracteriza por limitaciones significativas tanto en funcionamiento intelectual, como en conducta adaptativa, tal y como se ha manifestado en habilidades adaptativas, conceptuales y prácticas. Esta discapacidad se origina antes de los 18 años”.

¿Es una enfermedad?

No, la discapacidad intelectual no es una enfermedad. Es una limitación en el funcionamiento de la persona.

¿Qué supone para la persona con discapacidad intelectual?

Esas limitaciones influyen en su vida diaria y en su entorno, por lo cual una persona con discapacidad intelectual necesitará apoyos a lo largo de su vida. Dependiendo del grado de discapacidad, necesitará más o menos apoyos para la realización de las tareas cotidianas de su vida diaria.

¿Qué perfil atendemos en Antares?

Atendemos a todo tipo de perfiles y grados y estamos especializados en aquellos perfiles con mayores necesidades de apoyo.

Las personas con discapacidad intelectual gravemente afectadas presentan dificultades a nivel sensorial (visual y auditiva), a nivel motor, de salud mental (trastornos de conducta, depresión, …) y de salud general (epilepsia, trastornos del sueño, trastornos digestivos, etc.)

En este sentido, entre la multitud de rasgos que caracterizan las limitaciones y las necesidades de apoyo de la población a la que atendemos, encontramos las siguientes:

  • Necesidad de apoyo generalizado para la realización de la práctica totalidad de las tareas de la vida cotidiana: aseo, vestimenta, desplazamientos, alimentación…
  • Graves limitaciones en la comunicación y en la comprensión del entorno: lo que requiere la utilización de sistemas aumentativos y/o alternativos de comunicación como, por ejemplo, fotografías, dibujos, pictogramas, mímica, signos manuales…, etc.
  • Graves trastornos de la conducta: la dificultad que tienen para relacionarse y comprender el entorno que les rodea, desemboca con frecuencia en comportamientos agresivos hacia sí mismos y hacia otras personas, lo que requiere de una intervención profesionalizada y sistemática para prevenir y en su caso modificar dichas conductas.
  • Aparición de comportamientos obsesivos y/o intereses muy restringidos, ya sea por falta de oportunidades para vivir experiencias diferentes, o como peculiaridad del propio trastorno.
  • Necesidad de desenvolverse en entornos muy estructurados, rutinarios y predecibles,
  • Falta de consciencia del peligro y los riesgos a los que estamos expuestos habitualmente.

Todo esto, se traduce en que las personas con discapacidad intelectual con grandes necesidades de apoyo  precisan de la ayuda de una persona durante las 24 horas del día, la cual debe poseer los conocimientos y experiencia necesaria para poder ofrecerles una adecuada atención y una correcta intervención adaptada a sus necesidades reales.

¿Qué supone esto para las familias?

Para las familias supone también un impacto en su vida diaria debido a las necesidades de atención que requiere el familiar con discapacidad intelectual, afectando en mayor medida a las mujeres. La mayoría de las familias cuidadoras se encuentran con problemas a la hora de conciliar su vida social, familiar y laboral, debido a la falta de oportunidades de respiro en los cuales poder «descansar» del esfuerzo que supone esta atención permanente.

 

En Antares llevamos casi 20 años dedicándonos a la atención de personas con discapacidad intelectual, y sabemos que con los apoyos necesarios, las limitaciones a las que se enfrentan pueden aminorarse aumentando su calidad de vida.